Las cuatro virtudes de un trader de éxito

Mucho se ha escrito sobre las principales características que un trader debe reunir para afrontar con garantías de éxito las batallas diarias que cada día debe librar en los mercados financieros para salir airoso de las mismas o, al menos, lo más indemne posible.

A esta lista se podrían añadir muchas más, pero éstas son sin duda las más importantes y las que deberían tenerse siempre presentes cada mañana antes de empezar a negociar con el resto de partícipes en los mercados financieros.

Recuerde, sin embargo, que ninguna cantidad de Paciencia, Valentía, Disciplina o Humildad pueden, por si solas, hacer que una persona tenga éxito como trader, es preciso poseer previamente: A) el talento y la habilidad necesarios para triunfar y B) una sistemática de trading que opere utilizando patrones que ya hayan sido testados y que los mismos tengan una clara ventaja objetiva en el mercado. Sólo entonces, estas cuatro virtudes, que deberían conformar el ADN de cualquier trader de éxito recurrente en los mercados, se vuelven importantes y hasta imprescindibles.

Paciencia.

Cualquier tipo de análisis o diseño de estrategias operativas de day trading que podamos realizar para una determinada sesión, debe hacerse desde la tranquilidad y la paciencia.

¿De qué nos sirve mirar gráficos y dibujar tendencias, resistencias y soportes buscando lo que uno quiere ver y donde uno lo quiere ver justo en el momento en que queremos verlo?.

Cualquier análisis y diseño de estrategia para una sesión debe realizarse anticipadamente o al menos sin las prisas derivadas de nuestras ganas de entrar en combate, valorando todos los aspectos que en ellos pueda influir y con la paciencia necesaria para esperar a que el mercado cumpla con todos los requisitos que previamente hayamos preestablecido tanto para abrir una posición como para cerrarla.

Por eso, uno de los mayores defectos a la hora de operar intradía es no tener la paciencia suficiente para esperar a que en el mercado se den las circunstancias concretas que previamente hemos establecido para considerar que entrar en un determinado nivel (sea al alza o a la baja) puede generarnos un buen negocio si luego salimos en otro determinado nivel.

La falta de la paciencia necesaria puede inducirnos a cometer tres errores típicos del trader como son: 1) abrir la posición antes de que el mercado haya alcanzado nuestro punto óptimo de entrada (operar por operar) 2) cerrar beneficios antes de tiempo (miedo a ganar) y 3) cerrar una posición perdedora antes o después del punto en que previamente deberíamos haber considerado/establecido que dicha posición era equivocada (miedo a perder).

Valentía.

Antes de empezar a operar hay que tener un criterio que nos diga en qué parte del gráfico puede generarse un buen negocio de trading. Definir si la tendencia para la sesión actual es alcista, bajista o lateral no necesariamente debe coincidir con nuestra estrategia operativa (en ocasiones vender en picos los días de extrema sobrecompra puede resultar eficaz y, a la inversa, comprar en soportes en días de extrema sobreventa) aunque, por norma general, seguir la tendencia suele ser lo más acertado. Observar con la mente abierta qué está haciendo el mercado, hasta donde puede seguir haciéndolo y en qué punto estaría equivocada nuestra estrategia que, además, deberá incluir un correcto Money Management adecuado a nuestras particulares circunstancias.

Una vez que tenemos esbozado un escenario para la sesión actual y una estrategia adecuada al mismo, si el mercado alcanza nuestros puntos de entrada predefinidos, hay que darle al botón, sin miedo y sin dudas. Es ahí donde la mente del trader, pese al minucioso estudio previo de la sesión y a la paciencia con que ha esperado a que llegase dicho momento, suele jugarle malas pasadas.

Debido a algunas malas operaciones en el pasado, cualquier trader tiende a bloquearse a la hora de operar pese a que su sistemática de trading, concienzudamente desarrollada, le indique: “Compra” o “Vende”. Al que le haya pasado sabrá lo frustrante que es ver como se desarrolla una oportunidad de negocio y que se le escape -total o parcialmente- la operación porque le entren dudas justo en el momento adecuado para abrirla o cerrarla.

Disciplina.

Una vez que hemos abierto una operación colocar los stops de beneficios y de pérdidas conforme hayamos diseñado nuestra estrategia es la clave para que, a largo plazo, podamos sobrevivir al 95 % de los traders en derivados (futuros, CFDs, warrants, opciones...) caídos con anterioridad en diferentes batallas diarias.

Siguiendo con el símil militar nuestro objetivo no debe ser ganar a cualquier costa una batalla (sesión) concreta, nuestro auténtico objetivo debe ser mantenernos vivos y al pie del cañón, batalla tras batalla con las máximas ganancias o con las menores pérdidas posibles, hasta ganar la guerra que es el balance global final de multitud de sesiones/batallas consecutivas.

La falta de disciplina en el trading genera miedo. Miedo a ganar y miedo a perder.
Cualquier trader ha cerrado en alguna ocasión una posición ganadora antes de que tocase su Take Profit (toma de beneficios) prefijada al abrir la posición cuando, con el mercado a su favor y tras un nuevo análisis, ha creído que no se iba a alcanzar. ¿Acaso no realizó ya dicho análisis antes de abrir la posición? ¿Por qué antes de abrirla ese objetivo era alcanzable y razonable y una vez dentro del mercado ya no lo es? ¿Tal vez es el miedo a ganar? Seguramente.

De igual modo no establecer límites máximos de pérdidas es quizás lo que más nos cuesta a todos, pero saber perder es algo necesario y hasta obligado en este negocio. No saber aguantar una posición perdedora hasta justo el punto en que el mercado nos confirme que estamos equivocados o, por el contrario, aguantarla más allá de los límites que hemos prefijado (o su derivación más común, doblarse), es un error demasiado habitual y demasiado peligroso en el trading. ¿Cuántas veces hemos cerrado una posición perdedora antes de tocar el Stop Loss prefijado creyendo que era inevitable que el mercado siguiese inexorablemente hacia él hasta tocarlo y posteriormente dicha posición no tocó el SL sino que incluso acabó siendo ganadora? o ¿Cuántas veces hemos cerrado una posición perdedora mucho después de nuestro límite máximo prefijado creyendo que el mercado estaba a punto de darse la vuelta a nuestro favor y no tan sólo no lo hizo sino que siguió ahondando en nuestras pérdidas? ¿Hablamos ahora del miedo a perder? Seguramente.

La incapacidad o miedo -derivadas de una falta de disciplina- para asumir pérdidas o ganancias (perder o ganar batallas con naturalidad) deja al trader a merced del azar y de que una sola sesión aciaga lo elimine para siempre del mercado.

Humildad.

Creer que los argumentos que incluimos en el diseño de nuestra estrategia intradiaria pueden vencer a la tendencia final que adopte el mercado, por el simple hecho de estar bien razonados, es el camino más corto a la ruina. Pese a que esto, de un modo u otro, nos pasa a todos los traders por la cabeza no debemos olvidar que en muchas ocasiones la bolsa no se comporta con racionalidad y que aunque no tenga razón alguna para comportarse como lo esté haciendo, siempre tendrá más dinero que nosotros para mantenerse en su “error”. Casi siempre, los mayores descalabros acontecen precedidos de muy buenos argumentos…

Una buena dosis de humildad también nos servirá para no apalancarnos excesivamente (una de las causas más comunes de fracaso), para seguir practicado lo suficiente como para descubrir los mercados y estilos de trading adecuados a nuestro propio perfil y para perfeccionar, a base de estudio y duro trabajo, las habilidades innatas que todo buen trader debe poseer para leer los mercados y actuar sobre sus patrones.

Respete a los mercados sí, sea humilde sí, pero no tenga miedo a aplicar rigurosamente una sistemática de trading exitosa, ni a ganar o perder en un negocio concreto.
Sólo con Paciencia, Valentía, Disciplina y una extrema Humildad usted podrá asumir la derrota en una sesión sin que ello le prive de poder participar en la próxima batalla o celebrar una victoria parcial sin que ello le haga erróneamente creerse invencible y así, batalla tras batalla, hasta acabar ganando la guerra.

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